La buena educación o educación de  calidad es la herramienta básica que permite a los pueblos volverse competitivos para triunfar en una economía globalizada.

Los pueblos mejor educados tienen plena conciencia cívica, lo que les permite enfrentar adversidades  y vencer retos.

Un pueblo educado defiende y exige sus derechos, pero antes cumple con sus obligaciones.

Un pueblo educado tiene un comportamiento de altura: No contamina, es respetuoso, no tira basura en la vía pública, ni mucho menos sale a las calles a agredir a los demás, a insultar a las autoridades, a alterar el orden; ni tampoco a destrozar la propiedad ajena.

En México para nuestra desgracia, salvo excepciones honrosas y muy escasas, la baja calidad de la educación pública es la causa principal de muchos de nuestros males.

Esto se debe, entre otras cosas, a que las autoridades le han dado un gran poder a los sindicatos magisteriales, quienes solo defienden sus propios intereses, no la calidad de la educación que se imparte en las escuelas públicas.

El resultado da pena ajena.

Es común ver en nuestro país la falta de cultura general que existe entre los egresados de algunas universidades públicas y en ocasiones hasta  de las privadas.

Basta ver la gran cantidad de faltas de ortografía con que escriben los nuevos profesionistas y la escasa capacidad que tienen algunos para entender lo que leen y también para resolver un problema de matemáticas elemental.

No obstante lo anterior, nuestras autoridades han derogado la Reforma Educativa, misma que exigía evaluar a los maestros para saber si tenían las capacidades necesarias para ser competentes e impartir clases.

Por si fuera poco, también  las autoridades manejan un doble discurso. A las universidades que convocan a un paro por la reducción del presupuesto asignado para el año entrante, se les dice que no aceptarán ni presiones ni chantajes.

En cambio, a los normalistas de Tenería Estado de México, que secuestran con violencia 92 autobuses con todo y choferes y los  mantienen en cautiverio durante varios días; les conceden graciosamente todo lo que piden y además, no les fincan responsabilidades por los delitos cometidos.

Se les otorgan plazas en automático a quienes van a egresar de esa normal, independientemente de la capacidad que tengan para la docencia. Además,  les otorgan becas y les ofrecen colocar pasto sintético en una cancha que tienen en la escuela, para que los muchachos estén contentos.

Yo pregunto: ¿Qué clase de enseñanza pueden transmitir a las próximas generaciones quienes secuestran personas y se roban camiones utilizando la violencia?

Tanta condescendencia con quienes cometen delitos, nos hace pensar en la ausencia total del estado de derecho en nuestro país y la  impunidad con que gozan los delincuentes.

También en la falta de firmeza por parte de quienes juraron cumplir y hacer cumplir la Ley.

Esta actitud tan tibia de nuestras autoridades, solamente hará que otras normales terminen haciendo lo mismo.

Si el vandalismo y la comisión de diversos delitos se siguen dando en las escuelas donde se preparan a los nuevos maestros, ¿qué futuro le podrá esperar a México cuando quienes tendrán a su cargo  la muy honrosa tarea de enseñar a la juventud, tienen en su haber delitos graves que en otras naciones se sancionan con penas severas?.

En México, cualquier grupo estudiantil, sindical o porril, puede hacer lo que le dé la gana sin ninguna consecuencia. Ahí tienen como muestra a los taxistas que desquiciaron la semana pasada a la Ciudad de México con sus bloqueos y los anarquistas que el 2 de octubre salieron a hacer de las suyas con total impunidad en la capital del país.

Con tanto desorden, violencia, impunidad y rezago educativo, ya ni nos preguntemos el porqué no hay inversión suficiente y el empleo va en picada. Tampoco el porqué la economía nacional está estancada con crecimiento cero.

Muy lamentable, ¿no les parece a Ustedes?.

Muchas gracias y buen fin de semana