La falta de trabajo y las bajas ventas ha provocado que cerca de diez familias originarias de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, dejen su lugar de origen y emigren a Xalapa y otros puntos del país en busca de una oportunidad para vender blusas bordadas a mano.

Son mujeres con niños en brazos y jóvenes de entre los 14 y 18 años, que han encontrado en el centro histórico de la capital del Estado un lugar para ofrecer blusas que ellas mismas bordan.

Lucía López López, de 14 años de edad junto a sus padres y otras mujeres caminan las calles de la ciudad cargando sus blusas en bolsas o envueltas en rebosos sobre la espalda, con la esperanza de vender y tener dinero para comprar comida y pagar la renta.

“En Chiapas no hay trabajo y es más difícil vender las artesanías, la gente paga muy poco. Aquí en un día logró vender 7 u 8 blusas”, contó Lucía.

La joven que habla la lengua indígena Tzotzil estudió hasta la primaria, aunque sus padres trataron de que siguiera en la escuela la falta de dinero los detuvo. Ahora ella debe bordar y vender blusas para ayudar a su familia.

“Sólo estudié la primaria, mis hermanos menores se quedaron en Chiapas aún están en la escuela, ellos no venden\".

La joven mujer expresó que le hubiera gustado seguir en la escuela y aprender más cosas que sólo leer y escribir.

Lucía llega a bordar en una semana dos o tres blusas, el material que utiliza lo compra en mercerías. En las calles de Xalapa se le puede ver bordado y caminando de un lado a otro para evitar que personal del ayuntamiento las multe.

El bordado de una blusa requiere dos días y las que son con estampado de flores y hojas llevan más tiempo y las elaboran mujeres que se quedan en Chiapas, mencionó la joven.

\"Sólo venimos por temporadas a Xalapa, después nos movemos a otros lugares y cuando logramos tener algo de dinero regresamos a Chiapas, estamos unos días y volvemos a salir”, contó.

Al grupo de mujeres chiapanecas se les puede ver en diversos puntos del centro de la ciudad como el parque Juárez, escalinatas Catedrales, Xallitic, Los Lagos y otros puntos.

Los hombres que no pueden salir de Chiapas se quedan y trabajan en campos de cultivo y las mujeres bordan blusas que Lucía y otras mujeres se las venden en Xalapa, dijo Lucía.

Este grupo de familias chiapanecas trabajan organizadas y para reducir gastos comparten la comida y la renta de un cuarto ubicado en una de las colonias de la ciudad.