miércoles, 24 de abril del 2024
 
Coatzacoalcos - Minatitlán - Sur
Roberto, un sobreviviente más de Clorados III
Aquella tarde del 20 de abril, a Roberto Carlos Reyes Primo apenas y le dio tiempo de ponerse su mascarilla, pues en cuestión de segundos una nube blanca cubrió la zona de Clorados III en el complejo petroquímico Pajaritos
| 2016-05-02 | Osvaldo Antonio Sotelo
Aquella tarde del 20 de abril, a Roberto Carlos Reyes Primo apenas y le dio tiempo de ponerse su mascarilla, pues en cuestión de segundos una nube blanca cubrió la zona de Clorados III en el complejo petroquímico Pajaritos.

Eran las 15:15 horas cuando el estruendo de la explosión lo hizo caer de una altura de dos metros, terminando tendido en el piso.

La caída hizo que se dislocara el tobillo de la pierna derecha, mientras en los alrededores veía a algunos trabajadores que corrían con quemaduras.

“Beto”, como le dicen sus familiares a este vecino de la Villa de Allende, recuerda que no podía pararse, por lo que dobló su pierna izquierda y como pudo se empezó a arrastrar, hasta ser visto por personal de la empresa ICA.

Al mismo tiempo comenzaban a caer en los alrededores algunos pedazos de metal, y uno de estos le provocó una herida en la cabeza, a la que le tuvieron que hacer cuatro puntos.

“Muchas personas salieron lesionadas porque todo eso les cayó encima, pedacería de andamios, pedazos de placas”, expresa.

Tres semanas antes, este allendense había comenzado a laborar para la empresa Rech, que se encarga en la zona industrial de hacer obra mecánica.

De la empresa para la que trabajaba únicamente salieron tres lesionados, dos de ellos contraincendios, y ninguno de ellos falleció.

Su memoria sigue intacta, como también los recuerdos de aquel día gris, en que cientos de trabajadores como Roberto salieron con quemaduras.

“Yo veía a las personas salir corriendo, buscar una salida, algunos se dirigían hacia algunas bardas, otros a las portadas, otros estaban muy golpeados, muy lastimados, pedían ayuda y había personas que estaban bien y no auxiliaban a los demás, nada más se quedaban viendo”, rememora.

En el momento de la fuga este vecino de la villa inhaló humo, lo cual le ocasionó quemaduras internas, por lo que ahora tiene que nebulizarse.

Roberto recobró sus fuerzas después de estar nueve días en la clínica 36 del Seguro Social en Coatzacoalcos.

Al salir del hospital, sus compañeros de trabajo llevaron a “Beto” hacia la casa de su madre Berta Primo en la calle Carolino Anaya en la colonia Villas del Mar.

Unos minutos después de que llegó este allendense al barrio que lo vio crecer, no tardan mucho tiempo los vecinos de salir de sus hogares, para ir a saludarlo.

Permanece sentado en una silla blanca, y a su costado se encuentran las muletas que tendrá que utilizar en los próximos meses.

Después de la tristeza y los días de amargura, como preocupación que pasaron la mayoría de sus parientes, ahora tiene tiempo de volver a cargar a su pequeña sobrina.

Mientras tanto su familia lo abraza y ríen juntos porque Roberto volvió a nacer.




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