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Xalapa
Xalapa huele a miedo: sobreviviente de bar Madame
Xalapa | 2016-05-29 | Ariadna García
La masacre en el bar Madame le duele a Xalapa a una semana de haber sido perpetrada. Mientras los cárteles se disputan las plazas, la ciudad huele a miedo. Enrique, un sobreviviente, se repite una imagen que no le deja en paz: un sicario disparando con arma de grueso calibre a una mesa que estaba a escasos metros de la suya. Ráfagas. Pólvora, luces como de bengala. Gritos, muchos gritos. Y sangre… Y un joven que cuando parecía que había acabado la masacre y llegaba el silencio, trata de salir del lugar y recibe un tiro.

En la entrada del Madame, los cuerpos de dos hombres que bloqueaban la salida. "Cuando salí, la gente corría, pero con cuidado y precaución, porque había mucha sangre en el piso... Nos resbalábamos... Teníamos miedo de caernos, de pisar a alguien, era mucha gente. Había muchos cuerpos tirados. No puedo decir si todos estaban muertos o si todos estaban heridos, pero en el antro habíamos como 200 personas. El antro apenas se estaba llenando".

El ataque de los sicarios no fue hacia personas de una sola mesa. Fueron varias mesas. Los disparos se expandieron por el antro, en distintas partes. Solo había gritos...desesperación, relata. Las autoridades de Veracruz informarían que el ataque fue por la disputa de venta de droga en antros entre dos cárteles del narco en el estado.

Desde hace por lo menos seis años, Enrique frecuentaba Madame. Desde que estaba cerca del Teatro del Estado por lo menos iba dos veces por semana. Estaba abierto desde el jueves y hasta el domingo a partir de las 11 de la noche y hasta las 4 de la mañana. Pero en todo ese tiempo no recuerda un solo hecho similar.

“No vendían drogas. No entraban menores de edad. Era un espacio para la comunidad, un lugar de "ambiente" como le dicen a los centros nocturnos frecuentados por la comunidad LGBT”.

Y añade consternado al recordar: "Era un antro tranquilo, la gente se iba a divertir. Si había peleas eran afuera, entre clientes, pero nunca vi algo parecido a lo que pasó esa noche. Conozco a la gente que atendía. Los saludaba. Los meseros se rotaban y siempre fueron muy amables. Todos eran muy amigueros. Somos varios los que lo frecuentábamos y que íbamos por lo regular los jueves y sábados. Había show de Gogos y Gogas, que son bailarinas con ropa diminuta, pero nada más. Era sano su show, no hacían más que bailar".

MÁS RECUERDOS

Sábado 21 de mayo. Para Enrique difícilmente habrá otro día similar. Salió de la escuela a las 20:00 horas y como cada fin de semana, ya esperaba el momento de ir a su antro preferido: Madame.

Unos días antes había hecho junto con otros amigos una reservación para asegurar su mesa, pues aunque eran clientes frecuentes, deben prever su lugar. Tres de ellos, dos que venían de Teziutlán y quienes visitaban por primera vez Madame, fueron quienes se adelantaron al antro, pues los otros todos amigos iban retrasados. Llegaron minutos después de las 00:00 horas. En ese momento, Enrique no imaginaba que estaba a punto de vivir la peor pesadilla de la que tiene memoria.

Como cada sábado, pagó su entrada, y el RP de Madame los llevó a la mesa reservada. No habían pasado ni cinco minutos cuando empezó a escuchar "ruidos". En ese momento no tenía conciencia de que se trataba de un atentado.

Estaba dando la espalda a la entrada, hablando por teléfono con uno de los amigos que esperaba, cuando Juan-uno de los que se adelantaron con él-, mientras el otro estaba en el baño, le preguntó qué sucedía. Ninguno de los dos entendía. Segundos después, vuelve la cara a la entrada y observó a un hombre disparando con un arma larga a la mesa que estaba apenas unos metros abajo de donde se ubicaba la suya.

Ya no recuerda mucho. Escuchaba disparos, muchos. Era una ráfaga. Olía a pólvora por todos lados, y luces como de bengala que salían de las armas. Se quedó paralizado hasta que Juan le gritó que se agachara. En ese momento se tiró el piso boca abajo y escondió el teléfono en su camisa, intentando pasar como herido...como muerto y estar a salvo.

Algunos sobrevivientes aseguraron que las detonaciones se dirigían en todas direcciones, pero no desde la entrada, sino desde el fondo, en la zona de los baños. También negaron la llegada de gente encapuchada, como afirmó el fiscal.

Fueron escasos cinco minutos. Minutos en los que vio pasar su vida. Minutos en que se quedó casi sin respirar, minutos que aún no entiende. Con él estaba Juan y junto a ellos otro chico que no conocían. “Al momento en que se dejan de escuchar disparos, se levanta y de inmediato recibe un tiro”. Enrique no sabe si cayó al suelo herido o si lo mataron.

Segundos después ya no había disparos. Había gritos, de desesperación, de frustración, de miedo. La gente que podía, alcanzaba a decir "¡vámonos!" y Enrique salió con Juan de ahí, intentaron correr, pero no pudieron. Había muchos cuerpos tirados. Demasiada sangre en el piso. No querían resbalarse, no querían pisar a alguien. Tenían que voltear al piso y presenciar la masacre que aún tiene en la cabeza.

"Mientras íbamos saliendo vi muchos cuerpos heridos. Muchos cuerpos tirados, hasta que salimos del antro, y tuvimos que brincar los dos cuerpos que estaban en la entrada porque estaban en el paso. Corrimos hasta la avenida pero no había taxis. Ningún taxi se paraba. Todos iban ocupados, corrimos hasta plaza Crystal. Ahí pudimos abordar uno".

Fue al momento de salir que Juan le llama por teléfono al amigo que se había quedado en el baño, los alcanza afuera y juntos caminan a plaza Crystal. A partir de ese momento no se pudieron quedar solos. Se fueron a casa de otro de sus conocidos e intentaron asimilar lo que había ocurrido. Mucha gente empezó a comunicarse con Enrique para preguntar cómo estaba porque todos sabían que Madame era su sitio predilecto. No pudo dormir. A una semana de lo ocurrido, aún le cuesta conciliar el sueño.

Para Enrique no hay un lugar como Madame en Xalapa: \"lo mejor que tenía Xalapa de antros de ambiente\", define. Pero ahora ya no tiene cabeza para pensar en ello. Ahora solo tiene mucho miedo, sigue impactado por todo lo que vivió.

"Será muy difícil que por mi parte vuelva a salir a otro antro, al menos no por ahora. No sé si fue casualidad o destino, pero por el momento es tiempo de guardarse. Para todos mis amigos, los jueves que eran los más importantes pero para nosotros cambiarán, las reuniones serán caseras, ya no habrá antros\".

El miedo prevalece no sólo para quienes esa noche estuvieron en Madame. El miedo lo tienen todos, todas, pero ya no es solo temor, ahora es rabia, es coraje, porque no hay justicia, porque las familias de las cinco personas a las que les fue arrebatada la vida y de los más de 12 heridos no encuentran consuelo, no encuentran paz.

La psicosis ha regresado a permear entre la población xalapeña. Durante los últimos días han empezado a circular en las distintas redes sociales y por diversos medios, audios de supuestas balaceras en diversos zonas de la ciudad, que no existen.

Han vuelto los días en que las fiestas deben ser caseras y con la zozobra de que quizá ni ahí estás seguro. En la calle no se habla de otra cosa que no sea la masacre de Madame. Ha transcurrido una semana y los recuerdos de aquella noche, siguen intactos.

Para la población xalapeña esa será una de las masacres más lastimosas registradas en la ciudad. Oficialmente fueron cinco muertos y 13 heridos, los testigos aseguran que fueron muchos más. Recientemente la Fiscalía General del Estado informó que fue detenido el jueves pasado por la tarde uno de seis agresores de ese atentado, pero la familia del detenido asegura que su hijo no participó de ese crimen y que se trata de una escena construida por la autoridad. Aún hay muchas interrogantes. Demasiado dolor, demasiada impunidad. Xalapa no olvidará la masacre del Madame.

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