jueves, 25 de abril del 2024
 
Por Catón
Columna: De politica y cosas peores
Hablando de libros
2014-08-27 | 09:43:36
Don Cucoldo hizo un viaje de negocios. Lo
concluyó antes de lo esperado, y le puso un
e-mail a su esposa avisándole que llegaría
esa misma noche. Llegó, en efecto, y sorprendió
a la señora en el lecho conyugal
con un desconocido.
Desconocido para don Cucoldo, quiero
decir, pues la mujer daba trazas de conocer
bien a su concubinario, a juzgar por
las expresiones con que se dirigía a él:
lo llamaba “coshototas”, “negro santo” y
“papasón”.
Al ver a su marido la infiel prorrumpió
en llanto desgarrado y exclamó con gemebundo
acento: “¡Perdóname, Cucoldo!”.
Respondió él, solemne y digno: “No puedo
perdonarte, mujer. El hecho de que no
leas tus correos constituye un descuido
imperdonable”...
El guía del museo londinense dijo a
los visitantes: “Esta estatua egipcia tiene
más de 5 mil años de antigüedad. Es muy
posible que Moisés la haya visto”. Preguntó
Babalucas: “¿Y qué andaba haciendo
Moisés en Londres?”...
Gordoloba presentó una demanda de
divorcio en contra de su esposo. El juez
le preguntó: “¿Por qué quiere usted divorciarse,
señora?”. Respondió ella: “Mi
marido me hace objeto de violencia física
y mental, tanto que en un año que llevo de
casada con él he perdido 20 kilos”.
“¡Infame barbaján! -se indignó el juzgador-.
Maltratar así a una mujer es vil
acción. Divorcio concedido”. “¡Aún no,
señor juez! -se apresuró a pedir Gordoloba-.
¡Todavía quiero perder unos kilitos
más!”. (Nota del autor: yo la vi por atrás,
y le encontré los 20 kilos que según ella
había perdido)...
El patrullero detuvo al conductor y le
preguntó: “¿Ha estado usted bebiendo?”.
“¡Claro que no! -respondió airadamente
el tipo-. ¿Acaso ve una mujer fea en mi
automóvil?”...
Doña Macalota le reclamó a su esposo
don Chinguetas: “Toda la noche me estuviste
diciendo maldiciones dormido”.
Respondió él, hosco: “¿Quién te dijo que
estaba dormido?”...
Hace algunos días peroré en la capital
de la República antes un millar de médicos
veterinarios pertenecientes a la federación
que dirige el doctor Osorio Chong.
Presidió el acto el licenciado Enrique
Martínez y Martínez, quien fue excelente
gobernador de Coahuila, mi estado, y es
ahora eficiente secretario de Agricultura.
En su intervención habló de acciones
de importancia, concretadas ya, en bien
de los campesinos y productores agropecuarios
en general, acciones tales como el
financiamiento al campo y la promoción
de la horticultura y la fruticultura. En
forma muy amable el secretario destacó
mi presencia.
Dijo: “Catón es el coahuilense más conocido
y más reconocido”. Sé que al decir
eso habló el amigo, por eso agradezco
más su generosidad. La verdad, me gusta
sentir el afecto de la gente. Lo sentí en
Pachuca, Hidalgo, este último domingo.
Fui invitado por la universidad hidalguense
a presentar mi más reciente libro,
La guerra de Dios. El público abarrotó
el bello teatro en que tuvo lugar esa presentación,
y aplaudió de pie mi perorata.
Esto de ser juglar itinerante tiene sus recompensas.
Una de ellas es recibir tales
muestras de afecto.
La mejor forma de expresar mi agradecimiento
a Pachuca y a la universidad
hidalguense es no omitir esta mención
y decir, como diré en detalle en próximas
columnas, las bellezas que vi y las
delicias de gastronomía que disfruté en
Hidalgo, de donde por cierto es ciudadana
distinguida la licenciada Alma Carolina
Viggiano Austria, talentosa directora de
la Conafe y primera dama de Coahuila.
Hablando de libros, hoy entregaré
a mi querida casa editorial, Diana, del
Grupo Planeta, el original de mi nueva
obra, Plaza de almas, con textos -la gran
mayoría inéditos- de esa sección de mi
columna que tanto ha gustado a mis cuatro
lectores.
Malvino Posafría, general revolucionario
maderista, carrancista, villista, orozquista,
zapatista, obregonista, callista,
delahuertista, escobarista y cedillista iba
a ser fusilado al amanecer. Como última
voluntad el leal mílite pidió que le permitieran
pasar la noche con su esposa.
Acudió ella al cuartel, y la oficialidad
dispuso una habitación privada a fin de
que el general pudiera gozar por vez postrera
un instante de amor.
Cuando llegó la señora el condenado a
muerte fue hacia ella, la abrazó con emoción
y empezó a besarla apasionadamente
al tiempo que la conducía al tálamo. “¡Ah
no! -lo rechazó la mujer-. Recuerda que
tienes que levantarte de madrugada”.
FIN.

mirador
››Armando Fuentes
Aguirre
San Virila predicó las bienaventuranzas
del Señor.
Los hombres, indiferentes, no
oyeron sus palabras.
Las piedras, sin embargo, se
conmovieron tanto que empezaron
a llorar.
Alguien le dijo a Virila:
-Obra un milagro, padrecito.
Haz de piedra a los hombres, y
convierte en hombres a las piedras.
Respondió el humilde santo:
-No haré eso. Estas piedras no
han hecho ningún mal que merezca
el castigo de ser hombres como
éstos, y estos hombres no han hecho
ningún bien que los haga merecedores
de ser como estas piedras.
¡Hasta mañana!...
manganitas
››por afa
“...Un retén detuvo a López Obrador...”.
Cuando acabó la faena
el retén, Andrés Manuel,
cumpliendo bien el papel,
los afilió a su Morena.


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