jueves, 25 de abril del 2024
 
Por Alfonso Villalva P.
Columna: Fábrica de pobres
Fábrica de pobres
2015-07-03 | 09:13:30
Todavía olía a Selva Lacandona. Seguía
flotando en el ambiente de las calles de
todas las ciudades de nuestro País ese
tufo a error de diciembre, a retórica
comunista de un encapuchado, a discurso
de 6 de marzo de un candidato
presidencial malogrado, a Grupo San
Ángel, a tecnocracia, a reinado de la
versiónvernácula de los Chicago Boys,
a NAFTA…
Olía así. Ese ambiente que respirábamos
hace exactamente 20 años. Toda
una generación pasada, o perdida...
Olía, decía yo, y en ese contexto en el
que hasta Jacobo Zabludovsky remachaba
la palabra modernidad como
avatar de los tiempos que se vaticinaban
para México, vino una de esas tardes del
año 95 en que el gran Jorge Camil, con
su costumbre frecuente de regalarme
libros de alto interés, me entregó un
ejemplar escrito por Julieta Campos cuyo
título no podía ser más perturbador.
¿Qué hacemos con los pobres? Seco,
metálico, devastador cuestionamiento.
Julieta discurría, a través de cientos de
páginas, por un camino ominoso de un
país que elegía precisamente el sentido
equivocado –contrario- para abatir la
pobreza como fenómeno lacerante y
vergonzante.
Describía, con precisión quirúrgica
y con fundamentos devastadores, todos
esos pasos que fuimos siguiendo desde
la cúpula del poder, la mezquindad de
los negocios jugosos y la indiferencia
nuestra, para radicalizar la esquizofrenia
social, para profundizar las diferencias,
para generar las condiciones
que promovieran aún más la brecha de
ingresos en perjuicio de las mayorías.
En fin, para fabricar más pobres.
Ya sabíamos en esa época que había,
por ejemplo, millones de niños trabajando
en vez de estar estudiando.Ya sabíamos
que, además, sus trabajos eran
peligrosos, insalubres, esclavizantes.
También sabíamos que a muy pocos
siquiera se les entregaba algún estipendio.
Ya sabíamos hace veinte años que de
manera artera estábamos lesionando su
vida, sus derechos, su dignidad… Que
les estábamos mutilando las terminales
nerviosas de su derecho fundamental
a perseguir un sueño, a crear riqueza,
a decidir su destino.
Ellos, hoy ya son mujeres y hombres
privados de opciones, con un destino
estrecho que implica luchar a muerte
todos los días por conseguir el mínimo
indispensable para sobrevivir; descogotándose
por un salario mínimo
insultante, por una despensa y una
limosna periódica.
Esos millones que contabilizamos
cada año y cada año siguen siendo más
pobres, sin importar la frecuencia con
la que aparezca su estadística en discursos
de campaña, en conferencias y
seminarios, en reportes algran público
inversionista.
¿Qué hacemos con los pobres?
usted se preguntará y le preguntará,
me imagino, a su amigo que esté a la
mano. ¿Qué hacemos? como satirizaba
Luis Estrada en su película Un Mundo
Maravilloso, y comunicaba con la
espectacular elocuencia histriónica
de Cecilia Suárez, Carmen Beato y Damián
Alcázar. ¿Qué hacemos? Porque
para unos significa un reto por resolver,
vidas por incluir; y para otros,un elemento
(humano) por eliminar: para no
pensar en ellos, para no entorpecer los
proyectos de la modernidad que generan
utilidades ensombrecidas por esas
lamentables e inconvenientes historias
de pobreza.
Parece ser que precisamos de sacudir
la cabeza y pensar de nuevo, pues
una posible respuesta a una pregunta
tan draconiana debe tener tintes de
inf luencia relacionados con la idea
colectiva; con construir un modelo de
convivencia radicalmente distinto, para
compartir entre nosotros y reducir
su nivel de pobreza.
No es crecer ni progresar, lector
querido, es aprender a desarrollarnos
compartiendo, considerándonos, respetándonos,
sumándonos, en fin, para
multiplicar.
Progreso. Modernidad. Incursión
en el primer mundo. Cifras macroeconómicas,
disciplina financiera. Buenos
chicos, pupilos de los organismos internacionales…
Más pobres en número
y dimensión, más niños trabajando
empeñando su futuro ante el anatocismo
social. Regímenes de derechas,
centros e izquierdas. Gobernantes
multicolores.
Empresarios cupulares. Dependiendo
del ventrículo del corazón con el que
usted se relacione con el régimen prevaleciente
de los últimos cuarenta años,
existen, diría yo, excusas verbalizadas
como excluyentes de responsabilidad
atribuidos a presidentes, legisladores
e integrantes de la cúpula del poder
en turno…, pero nadie responde ¿qué
hacemos con los pobres?
Qué hacemos con los pobres, veinte
y cien años después. Una pregunta
tan perniciosa como la realidad que
encierra…
Twitter: @avillalva_
columnasv@hotmail.com


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México


NOSOTROS

Periódico digital en tiempo real con información preferentemente del Estado de Veracruz México