2016-06-23 | 08:27:04

› Guerra de guerrillas
Una cosa está clara en la disputa por quién debe nombrar al Fiscal Anticorrupción: los dos bandos en conflicto quieren controlar al titular por así convenir a sus intereses. El poder no se comparte, se ejerce. Ni el que se va ni el que viene quieren compartir la decisión de poner a un funcionario a quien se mira no como a un servidor público sino como a un objeto e instrumento para sus fines, cualesquiera que éstos sean. Cada cual desea sentar en esa silla al funcionario ‘ad hoc’ a sus planes. De ahí la encarnizada lucha que protagonizan los actores políticos. Lo que tampoco se puede es brincar la ley. A quienes proponen que organismos “imparciales” como la Universidad Veracruzana y hasta la “sociedad civil” nombren al Fiscal Anticorrupción no les cae el veinte de que por ley eso le corresponde a la Legislatura. Si se desea otra cosa debe cambiarse la ley. Eso no significa descalificar las propuestas diversas, sino asumir que la ley no está para agradar sino para ser cumplida.

Por lo pronto el polémico abogado Jorge Reyes Peralta se abrió de capa y prefirió no inscribirse como aspirante a Fiscal Anticorrupción. Quienes sí lo hicieron fueron Gustavo Payán Meza y la exalcaldesa de Ciudad Mendoza, Dulce María Romero Aquino. Quizá quien más ruido causaba era precisamente Reyes Peralta, a quien resulta imposible desvincular mentalmente del exgobernador Fidel Herrera y del saliente Javier Duarte. Los malquerientes de Reyes Peralta, entre ellos la diputada local electa del distrito 14 de Veracruz, lo consideran más priista que el PRI y afirman que jamás en toda su vida ha ganado un solo juicio. Algunos panistas desean verlo en aceite hirviendo porque defiende a la familia de José Luis Burela López, el joven atropellado de muerte el 12 de julio de 2014 por la entonces funcionaria municipal de Boca del Río y hoy diputada electa, María Josefina Gamboa Torales.

Ayer se inauguró en el sur del estado el Complejo Petroquímico Etileno XXI, acto al que no acudió el presidente de la república ni el gobernador Javier Duarte. A falta del gobernador en funciones acudió el electo, Miguel Ángel Yunes Linares, quien aprovechó para tomarse la foto con el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell; y con el director general de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya. Ahí llegó la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, embajadora de México en Brasil, desde tierras cariocas para acudir a ese acto. Atrás quedaron sus tiempos de legisladora y de dirigente del PRI nacional. La pregunta es qué pensará la mujer de los inmensos huipiles respecto a la pérdida de gubernaturas que sufrió su partido, entre ellas la de Veracruz, estado que pese a todo mantenía controlado otro mexicano hoy en el exilio simulado: Fiel Herrera Beltrán, cónsul en Barcelona. ¿Alguien podría pensar en el retorno de ambos priistas de la remota guardia jurásica para enderezar el barco rumbo a los comicios federales de 2018?

Los especialistas en filtraciones y no precisamente de las azoteas envían el mensaje de que nadie se haga bolas porque el próximo comisionado del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información Pública será el abogado porteño Tomás Bustos Mendoza. El control de la Legislatura aún está en manos de Juan Nicolás Callejas Arroyo y Octavia Ortega Arteaga. Punto.